LA SUERTE DE VARAS


LA SUERTE DE VARAS.- LO QUE ES Y LO QUE DEBE SER
Goyo del Toro
LA SUERTE DE VARAS EN EL PRESENTE
A lo largo de los tres últimos siglos, la suerte de varas ha sufrido grandes cambios, tanto en su concepción como sobre todo en su finalidad, pasando de ser el núcleo de la corrida a tener una finalidad accesoria y no en si misma.
Y aunque, como expondré más tarde, en mi criterio, la suerte de varas debería de tener una finalidad variada e importante, la realidad, constatada tarde tras tarde, es que a la mayoría del público no le interesa la suerte de varas; quiere que se pique en el menor tiempo posible.
Incluso en plazas de primera categoría, es un tercio que pasa desapercibido, salvo casos excepcionales, e incluso es rechazado por parte del público porque entienden que disminuye la fuerza del toro y estropea la embestida. Esto a mi entender no es cierto, una suerte de varas bien ejecutada, y en consonancia con la bravura, la fuerza, la nobleza y la casta del toro deberá potenciar el lucimiento en la faena de muleta.
Es norma que actualmente se cubra el expediente con un picotazo; esto satisface a la mayoría del público, el picador es aplaudido y el matador también.
Lo irreparable de la suerte de varas, como hemos dicho anteriormente, es que tal y como se ejecuta en la actualidad, para los nuevos aficionados a los toros sólo implica el castigo al toro para quitarle fuerzas para el mejor lucimiento del torero en el último tercio.
PARA QUE DEBERÍA SERVIR
Medir la bravura de la res.
En mi opinión, esta finalidad de medir la bravura, es importante, y para ello sería necesario ejecutar la suerte con maestría y sobre todo dar opción a la res a que se muestre en por lo menos dos puyazos o incluso un tercero en muchas ocasiones. Es cierto que es mi opinión personal, pero, independientemente de la toreabilidad o de que el toro pueda “ir a más” posteriormente, el comportamiento en varas nos
solo define la bravura del animal, sino que permite ver sus reacciones, su fijeza, en definitiva su casta. A los aficionados también nos gusta encuadrar los distintos encastes en relación al comportamiento y la suerte de varas es, en este caso y si se me permite el juego de palabras, la perfecta vara de medir.
Conseguir ahormar la embestida.
Otra función que en mi opinión debería tener la suerte de varas es ahormar al toro para el último tercio de la lidia.
Aunque el toro actual es más uniforme, debido a la poca variedad de encastes, hay reses que tienen tendencia a cabecear, a levantar la cabeza con violencia y a comportarse con excesivo nerviosismo, es aquí, cuando la suerte de varas debe ahormar la cabeza, relajar la embestida, ennoblecer el comportamiento, para ello, la ejecución de la suerte debe contar con la maestría del jinete y la dirección y valoración del efecto por parte del torero y en un último extremo del presidente para provocar o no el cambio de tercio.
Es cierto que la experiencia ha mostrado hoy que el inconveniente fundamental es el de que al no derribar al caballo, el toro obstinado queda inerme bajo la pica del picador, y éste aprovecha la ocasión para castigarle sin medida, y muchas veces con todos los procedimientos no precisamente lícitos, pero no es menos cierto que tanto el propio picador, el diestro, y el público, deben atemperar el abuso que se produce ante el parapeto que supone el caballo actual.
Regular el poder del toro para hacerlo apto para la lidia.
Esta función de regular la fuerza, es necesaria para que el animal reduzca su capacidad de ofensiva violenta y demasiado rápida que imposibilite el temple del muleteo e impida la ejecución de pases armoniosos y elegantes.
Ahora bien, como este efecto de regular la fuerza puede ser contraproducente, para que el toro acometa con soltura, es imprescindible que el picador y el torero impidan que el toro pierda excesiva fuerza, modulando el puyazo y sin barrenar, acompasando la profundidad del castigo con el comportamiento que el toro ha tenido en el capote.
Castigar y restar fuerzas al toro es, hoy día la fundamental y casi la única función del tercio de varas y la preferida por los toreros en demasiadas ocasiones, se castiga en exceso a toros para dejarlos parados y así poder hacer el toreo simplón y de pases superficiales, sin ligazón y exentos de peligro y emoción, toreo por otra parte muy común en estos tiempos.
Posibilitar quites artísticos a los matadores.
Esta función tangencial a la suerte de varas es importante para los que gustamos de los lances de capote, ya que actualmente se tiende a acortar la lidia de capa al salir el caballo rápidamente.
Al separar al toro del caballo, los diestros pueden recrearse en la ejecución de lances variados con el capote, además pueden entrar en “competencia” con los
otros matadores, produciendo la gran variedad de lances, adornos estéticos y virtuosismo propio del toreo de capa, que hace las delicias de buena parte del respetable.
Probar el merecimiento del indulto
Aunque esta no es una función propia de la suerte de varas si lo es del picador, por lo que la podemos asimilar.
Se trata de evaluar la bravura de un toro que se ha destacado por ella en todos los tercios de la lidia y consecuentemente a esa bravura, ha dado a una faena honda, ligada y estética, y además el público, el matador y el ganadero pretenden el indulto.
En mi opinión este es un buen momento para sacar el caballo y simulando el castigo con la vara al revés o con el regatón protegiendo la puya, observar el comportamiento y la bravura del animal ante el picador, superando el resabio y el recuerdo de los puyazos. En definitiva, la bravura por encima de la querencia.
© Goyo del Toro

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